Imagen del volcán japonés Shinmoedake que comenzó a expulsar cenizas y rocas el pasado enero de 2011. Durante varios días continuó activo hasta disminuir progresivamente su intensidad.
Las autoridades elevaron el nivel de alerta y prohibieron que ningún ciudadano se aproximara a menos de dos kilómetros del volcán ante el peligro de sufrir quemaduras o problemas respiratorios.
La ardiente nube de humo y ceniza se elevó a más de 1.500 metros en el cielo. Obligó a cancelar varios vuelos domésticos entre Tokyo y Miyazaki.
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